Rumbo al territorio de los dioses es una obra que se despliega en dos partes: «Especies nativas» y «Especies foráneas», cada una de las cuales se compone de siete cuentos.

En «Especies nativas» las historias oscilan entre lo cotidiano y lo maravilloso: un banquero vive una odisea para entregar una esmeralda; una mujer matusalénica, a bordo de un Chevrolet, reza el rosario entre dicterios y gritos; un malhechor despilfarra la fortuna de sus padres mientras persiste en andanzas que lo arrojan hacia lo más oscuro de su naturaleza; unos serenateros navegan entre fracasos y locuras en su misión de enamorar mujeres esquivas; un remedo de lord llega a Colombia en busca de una nueva vida, pero sus sueños se desmoronan ante la violencia y la inseguridad que invaden el país; un Volkswagen sentimental y un Renault rebelde protagonizan una historia que recuerda algunos de los textos de Marinetti; un hombre explora la figura casi sagrada del gato a través de los vínculos que crea con él.
Los argumentos de «Especies foráneas» no son menos llamativos: una carta que llega desde Londres desata emoción y desconcierto en una familia; un hombre, en su búsqueda espiritual, choca contra una realidad abrumadora que lo lleva a cuestionar el propósito de su viaje; una pareja se sumerge en una aventura caótica en la que cada obstáculo se convierte en un puente hacia el autodescubrimiento; un viaje a Leh hace que un ateo se cuestione y explore nuevas creencias; una pareja se salva de morir gracias a la Selección colombiana de fútbol; un escritor novel llega a la India con objeto de encontrar inspiración para la creación de una novela romántica; un hombre descubre que reconstruir la economía de un país es una misión sin guías.