Poco camino es el que he dado en las sendas del Señor, nuestro Padre altísmo, sabes... pero corro, corro, como nunca lo he hecho. Llevo conmigo las marcas, las caídas, el llanto, las lágrimas... y todo ello, como vertiendolo en tintas de sangre, lo expreso ahora; como gritos, comprimidos, en lineas, versos. Polvo, arena, mis fuerzasson pocas, nlas. Mas una mano invicible me sostiene, se aferra a mí y me dice; levántate, sigue. Y como polvo acumulado de la tierra, me forma el gran alfarero, me da forma, y nuevamente, vuelvo a la vida.
