Los dos relatos que componen este libro, "Días Tranquilos en Chichy" y "MaraMarignan" tienen una historia editorial bastante singular. Recién regresado a París en 1940 sin una moneda en el bolsillo, Miller aceptó el encargo que le hizo Barnet Runer de escribir a un dólar la página de novela erótica para un erotómano y coleccionista de Oklahoma. De ahí surgieron las primeras versiones de esta obra.
Si Henry Miller fue capaz de ofrecer una imagen indeleble de Nueva York, en "Trópico de Capricornio". Pero el hecho de establecerse luego en la Ciudad de la Luz le convirtió en un observador priviligiado de la vida parisina y a través de las juergas sexuales de sus amigos y compañeros de piso Joey (Miller) y Carl (Alfred Perlés), traza una espléndida imagen del París nocturno, protibulario y sórdido de 1933.