Este libro es una respuesta al relativismo moral. Su objetivo es demostrar cómo el realismo metafísico de Santo Tomás de Aquino es capaz de superar cualquier propuesta ética, sobre todo las que han pretendido que la inteligencia humana sea la medida de todas las cosas. El libro pone de manifiesto que la Metafísica de Santo Tomás alcanza su máximo término en el plano moral, porque la Filosofía y la Teología Moral hunden sus raíces en la Filosofía especulativa de la que reciben sus principios y fundamentos. Todo intento por descalificar la capacidad del intelecto es absurdo por basarse en la actividad demostrativa del mismo intelecto que permite al hombre acceder al ser y a la trascendencia, al conocimiento de sí mismo, de su realidad y de sus actos, así como al conocimiento de aquello que lo trasciende. El punto de partida es la capacidad del hombre para conocer la realidad demostrando que el ser, la naturaleza, el ser personal, la bondad, la finalidad y la perfección cuya máxima expresión se encuentra en Dios, son los fundamentos sobre los que se ha de apoyar toda propuesta moral fundada en la realidad. Una reflexión que pretenda conocer la regulación de la conducta humana, en función de su verdadero fin último, deberá dirigirse sobre la noción de ser o quedará condenada al fracaso.