Tras el colapso del comunismo en los 90, cuando la lucha de clases alcanzó su máximo apogeo, se pasó a nuevos modelos de conflictos en la globalización: los conflictos de identidades en los Estados debilitados y en desagregación, los conflictos de distribución en la economía global y en los territorios nacionales y subnacionales (del ingreso y el patrimonio, el poder y los riesgos), los conflictos por la concentración y centralización en los centiles entre pobres y la clase media con relación a los grandes multimillonarios del planeta que en 2017, según Oxfam, el 1 % más rico poseía el 82 % de la riqueza mundial generada en dicho año.