«A mi padre lo iban a matar si entraba al pueblo», así comienza esta historia, en la que por indulgencias del azar supo leer Plácido Navarro en los dados que le jugaba el destino; por caprichos del infortunio, hubo de dejar atrás un camioncito Ford rebosante de viandas y a una mujer que no cejaría en vigilia por su regreso; por esas vueltas de la vida, sería transformado en otro hombre, con otra leyenda y estatura, de concurrente que prefiere el anonimato en la platea, a actor en el retablo de una Historia mayor. Pero todo esto lleva su tiempo narrarlo, y el autor lo hará con avispada voz coloquial, en vívidas escenas que alteran el orden del pasado y anuncian lo aún no acontecido, entre amoríos y lujurias, miserias o abundancias, violencias y heroísmos. Las tantas Cubas de la década de 1950 -la Cuba criolla y campestre, la Cuba glamorosa y cosmopolita, la Cuba antes mambisa y ahora rebelde- serán también protagonistas de esta novela.