La primera Barcelona, la que fundaron los romanos en el siglo I a.C., es la gran desconocida. Los pedazos de muralla o la vía sepulcral de la plaza Vila de Madrid nos demuestran que aquella primera época existió. Pero lo difícil es ponerle carne y hueso, acercarse a las personas que se debatieron en ella para prosperar, ver a través de las piedras conservadas a hombres y mujeres que vivían, trabajaban y soñaban como nosotros en su ciudad, Barcino.
Este libro es un viaje en el tiempo. A través de los últimos descubrimientos, Fèlix Badia es capaz de hacernos vislumbrar unas vidas concretas y su marco social y económico: notables, libertos, mujeres, iberos, exlegionarios, inmigrantes... Barcino fue construida como una Roma en miniatura, vinculada a su entorno metropolitano, donde las fincas de los barceloneses ricos producían un vino que llegaba a los confines del imperio. Cornellà, Lliçà, Premià, Vallirana... deben sus nombres a aquellas primeras familias romanas. Su centro administrativo y de poder estaba en el mismo lugar que ahora, en la plaza Sant Jaume, algo de lo que pocas ciudades pueden alardear, uno de los numerosos paralelismos que surgen al comparar ambas épocas.
En definitiva, una lectura deliciosa llena de detalles que le sorprenderán.