[También decretarás una cosa y se te confirmará, y la luz brillará sobre tus caminos.
Tú también decretarás una cosa, y te será establecida; Y la luz brillará en tus caminos. Decretarás una cosa, y te vendrá, y la luz brillará en tus caminos. - Job 22:28]
Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y prosperará en lo que la envié. - Isaías 55:11
El hombre puede decretar una cosa y se cumplirá.
El hombre siempre ha decretado lo que ha aparecido en su mundo. Hoy decreta lo que aparece en su mundo y lo seguirá haciendo mientras el hombre tenga conciencia de ser hombre.
Nada ha aparecido jamás en el mundo del hombre, sino lo que el hombre decretó que apareciera. Esto puedes negarlo; pero por mucho que lo intentes, no puedes refutarlo, porque este decreto se basa en un principio inmutable.
El hombre no ordena que las cosas aparezcan con sus palabras, que son, la mayoría de las veces, una confesión de sus dudas y temores.
Los decretos se hacen siempre en conciencia.
Todo hombre expresa automáticamente lo que tiene conciencia de ser. Sin esfuerzo ni uso de palabras, en cada momento, el hombre se ordena a sí mismo ser y poseer aquello que es consciente de ser y poseer.