Playa de escombros, segundo libro de Lucas Costa, es sen?alado por la escritora Elvira Herna?ndez como "un lugar donde se desperdicia un universo pleno o en ciernes: exceso de vida humana, irrupcio?n de accidentes y cata?strofes naturales, adhesio?n de un lenguaje abigarrado que persigue calzar hechos con desechos; un paisaje nunca ajustado sino en desbarajuste. Son estos poemas una estacio?n de llegada de un mundo descoyuntado y en cuenta regresiva, cuyo movimiento de arrastre manotea en la ciencia y en cuyo borde Costa le hace registro. Y lo hace con escritura residual".
"Alguna vez lei? un libro que deci?a: solo lo roto habla -anota el poeta peruano Mario Montalbetti-. Estaba escrito con los despojos de la resaca del lenguaje, que habi?an varado sobre nuestras playas. Descubri? que el mar es uno de esos despojos, como las gaviotas, algunos recuerdos, la geografi?a, la lluvia y ciertos silencios impronunciables. Cuando volvi? a mirar no habi?a nada sobre las playas. Solo unas marcas que bien pudieron haber sido las huellas de algu?n ave pasajera. E?se libro es Playa de escombros, un verdadero prodigio poe?tico".
Playa de escombros, segundo libro de Lucas Costa, es sen~alado por la escritora Elvira Hernändez como "un lugar donde se desperdicia un universo pleno o en ciernes: exceso de vida humana, irrupciön de accidentes y catästrofes naturales, adhesiön de un lenguaje abigarrado que persigue calzar hechos con desechos; un paisaje nunca ajustado sino en desbarajuste. Son estos poemas una estaciön de llegada de un mundo descoyuntado y en cuenta regresiva, cuyo movimiento de arrastre manotea en la ciencia y en cuyo borde Costa le hace registro. Y lo hace con escritura residual".
"Alguna vez lei¿ un libro que deci¿a: solo lo roto habla -anota el poeta peruano Mario Montalbetti-. Estaba escrito con los despojos de la resaca del lenguaje, que habi¿an varado sobre nuestras playas. Descubri¿ que el mar es uno de esos despojos, como las gaviotas, algunos recuerdos, la geografi¿a, la lluvia y ciertos silencios impronunciables. Cuando volvi¿ a mirar no habi¿a nada sobre las playas. Solo unas marcas que bien pudieron haber sido las huellas de algün ave pasajera. E¿se libro es Playa de escombros, un verdadero prodigio poe¿tico".