El uso de medicamentos sin supervisión médica o el abandono del tratamiento ante los primeros síntomas de mejoría son algunas de las principales causas de la proliferación bacteriana. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), si no se controla estrictamente el uso de antibióticos, la población podría quedarse sin defensas contra las bacterias que causan las infecciones. Estas prácticas habituales de uso incorrecto de antibióticos refuerzan las bacterias, poniendo en peligro no sólo al paciente, sino a toda la población, y haciendo ineficaces los antibióticos disponibles en el mercado.