«Buenos días entes inquietos de pulgar oponible, ¿conocéis el "binomio fantástico" de Gianni Rodari? Me gustaría probarlo, y para ello, necesito que digáis dos palabras al azar; a ver qué pasa...».
Ese fue el tuit, germen de la idea, que desde hacía algún tiempo rondaba en mi cabeza; lo resumo brevemente: el concepto de este libro se basa en la elaboración de micro cuentos a partir de dos palabras cualesquiera. Y, ¿por qué ciento cuarenta caracteres? Pues eso esto se debe a que la idea se me ocurrió en el estreno de mi cuenta de Twitter que, como la mayoría a estas alturas ya sabrá, funciona en ese formato… ¡O eso es lo que yo creía!
Así es, y es que según leí después en una noticia, la mencionada plataforma lleva años funcionando con esa cifra... doblada en número. Vamos, que son doscientos ochenta caracteres en vez de ciento cuarenta.
Cuando supe esto, ya tenía el libro escrito y el título me gustaba demasiado como para cambiarlo e improvisar uno nuevo a última hora. La decisión estaba tomada. Tendré la oportunidad de resarcirme con una futura segunda parte en la que incluiré otros ciento cuarenta de estos mini relatos titulándola con propiedad, merecido derecho y escasísima innovación: "Doscientos ochenta cuentos de doscientos ochenta caracteres". Pero bueno, no adelantemos acontecimientos…
Bien, como comentaba, trasladé instantáneamente la idea de los cuentos formados a raíz de parejas de palabras aleatorias a la red social del pajarito, donde gracias a la desinteresada aportación de familiares, amigos, conocidos y menos conocidos, escribí y subí estas fábulas comprimidas en las reducidas proporciones que por allí se estilan y que, bajo mi punto de vista, constituye uno de los mayores atractivos del proyecto.
En Twitter cogió impulso y continuó su vuelo por diversos bares y cafés en horario de vermú, hasta finalmente aterrizar en estas páginas, y es que al no agradarme las redes sociales (exacto, no duré demasiado), escasamente se prodigó el experimento por aquellos lares. Pocos han sido los micro cuentos compartidos de forma pública ya que de lo que de verdad tenía ganas, y el cual consideraba el espacio más adecuado para mis criaturas, es en un libro. Y aquí está.
Buena lectura.