Faltando a la solemne promesa que diecisiete años antes hicieran a su abuelo materno biológico, al alcanzar la mayoría de edad un muchacho es puesto al corriente por boca de estos, sus padres adoptivos, de la verdad que encierra su origen, en paralelo a la historia de la inexplicable desaparición de sus progenitores, aún a fecha de hoy rodeada de las más extrañas circunstancias.
Además de tales averiguaciones, junto con los dieciocho años recibirá la visita nocturna de la serie de inquietantes pesadillas que desde ese momento comenzará a experimentar, y que ya no se despegarán de él, deduciendo de ellas el intenso anhelo subyacente por transmitirle un críptico mensaje, el cual se le presenta envuelto en formas enigmáticas a la par que horrorosas.
Por otra parte está su hermana, una joven ligeramente menor que él dotada de una inteligencia tan mordaz como frágil es su salud, en cuya compañía iniciará el primer año de estudios superiores en la universidad, y respecto a quien sus sentimientos de amor fraternal advierten un cambio ahora que se abre ante ellos este nuevo panorama en el que se evidencia su no unión por lazos de sangre.
Las trágicas repercusiones que acarreará consigo este encadenamiento de agridulces acontecimientos alterarán sus vidas de una manera que jamás imaginaron, pues inserto en sus raíces yace algo oculto, algo que él todavía desconoce, algo ajeno.
Finalizando lo iniciado en El comedor de relojes y continuado en Casa de Lobos, Lo ajeno cierra esta trilogía de novelas cortas que a modo de largo prólogo sirven para asentar las bases de lo venidero.