La presente edición incluye los libros Bobby Sands desfallece en el muro (1983), Huellas de siglo (1986) y A media asta (1988) junto a imágenes de Guillermo Núñez.Los tres volúmenes aquí recogidos aparecieron, en Chile, en plena dictadura militar. En ellos el cuerpo, sus partes, el deseo, la violencia física, el amor, el acto de escribir, son obsesiones y materialidades cada vez más presentes y profundas en la poesía de Carmen Berenguer.Del epílogo de Soledad Bianchi En la poesía de Carmen Berenguer, el canto vagiano ante el vejamen estructural cuestiona las hórmulas hipnóticas al interior de los propios sentidos de uso en que se afianza el supuesto de una lengua dominante, en tanto dispositivo aglutinador de lesa mentalidad. Consistir autorizado o mero subsistir unidimensional, que, con toda su fragilidad y no sin amorosa alevosía, la propia entonación desbarata, en aras del sentido resistir. Ya desde sus primeros libros, reunidos en esta edición, la Berenguer encara su o(b)rar contraoficiante desde una afiliación libertaria, aunque a trescientos sesenta grados de rotación: mientras eriza, transborda anagramas de la más cruda sutileza.Por supérstite instinto, el desafío aborigen se paraarticula, escucha catártica, conjuro de encrucijadas, desencadenamiento de regueros de seísmos semánticos, hiperpercatación de la materialidad del signo en su sigilo y vigilias, retrotrayendo, numen panarcaico, por humedades matriciales, cantos de contrarrevuelta y atención, adonde ciertas palabras, desfetichizadas, se desincrustan vibrátiles, bichos interpelantes: concentrados de imágenes sónicas que son descargas de tensión, que aceleran despensares, pasan como por un cable pelado que de pronto electrolocuta, en anexacto y calado caló, microfibroso, urgente como desvío de las (crueles, sabemos) fijaciones normativas.Acaso sea en este plano de emergencia de lo verdadero en devenir, que la poética berengueriana no deja de jugarse entera la puesta en tono y en su justa fiereza.Reynaldo Jiménez