Publicada en 1914, esta recolección de poesías nos muestra la visión que el gran escritor nicaragüense Rubén Darío supo construir del país en el que residió por casi 20 años, la Argentina.
Aludiendo a la gloria que inspiraba en esa época (principios de 1900) una ciudad como Buenos Aires, Darío recurre a los éxodos que poblaron esta nación, a la figura del gaucho, a ese extenso río que es el Río de la Plata con un dulce tono, el tono de aquel que habita una tierra extranjera, pero que logra hacer de ella un hogar.
Resalta la potencia de ese país. El hecho de que se encuentra incorrupta frente a la vieja Europa, la insta a permanecer de esta manera, mantiene un diálogo con este país y con la gente que lo habita, un diálogo entre los paisajes que él bien conoce, con descripciones que llenan de emociones, emociones que el mismo autor siente.