Poema de inmejorable belleza. Denso en metáforas, símbolos e imágenes alusivas a la América de los conquistadores y de la modernidad, mantiene un ritmo contenido, consciente del cuidado en las palabras y del contrapunto entre la nostalgia, el encanto y la desesperanza. La voz poética extranjera acepta el desarraigo de una patria geográfica que remite a la España de la vieja Europa para hallar aquí la otredad y el sosiego en la casa del lenguaje, desde donde otea esta tierra y se hace semilla y después sangre atada al valle. Hernando Urriago Benítez